jueves, 7 de marzo de 2013

Amar es la llave hacia lo real



Malak (Rodolfo) y yo vivimos juntos. Cada  mañana él se despierta muy temprano y se prepara para salir a su trabajo, a mi parecer un tedioso trabajo de oficina, pero que él asume sin remedio desde hace muchísimo tiempo, un trabajo de servicio público que en este país, Chile, permite de alguna manera que la maquinaria consumista no sobrepase los derechos de las personas a no ser abusadas por los juegos de la economía y la competencia comercial. Lo admiro, esa paciencia cada día, esa entrega sin rechistar. Pero lo que quería en realidad mencionar es otra cosa. Cuando Malak se levanta lo hace muy silenciosamente porque sabe que me pongo de mal humor si no se cumple cierto lapso de tiempo que requiero para terminar el descanso de mi cuerpo. Él respeta esto, así como respeta un montón de hábitos adquiridos que no he querido sacrificar y con los que él, con todo su amor, convive a diario. Lo que más me ha demostrado el amor de Malak no es lo que expresa verbalmente sobre su comprensión, sino la inmensa tolerancia, su capacidad de mostrar las cosas, todas, de una forma no egoísta y sin atacar ningún ego. Él sabe bien, y además lo lleva a la práctica, que atacando al ego este se fortalece.

Hablando de eso…
Soy observación, no soy exclusivamente el cuerpo, ni siquiera la bodega de pensamientos que manipula la mente. Ante esto se abren los ojos a la comprensión, los deseos quedan rezagados. Lo mismo que el hielo se convierte en agua, el agua en vapor, el vapor se disuelve en el aire, así desaparecen los deseos en el espacio del corazón disolviendo la egoidad. Mi cualidad de Ser es la misma cualidad de Ser de todo lo que existe, puro amor que se desborda en plena observación, que va más allá de toda existencia y no existencia. Bajo este accionar todo se ve bello y perfecto, la capacidad de amar es tan extraordinaria y simple que se mantiene en silencio cuando es cubierta por la obsesión absurda de pedir ser amado. Qué inmenso secreto. R.Malak
Este texto lo escribió anoche, cuando me dijo, a última hora antes de ir a dormir, voy a escribir algo. No tengo la menor idea de qué es lo que disparó este impulso en él, cuando ya era algo tarde e incluso tuvo que encender la computadora – que ya casi va convirtiéndose en un dinosaurio y tarda un montón en calentar motores – y yo ya estaba disponiéndome al recogimiento y retiro hacia el descanso. De manera que cuando inmediatamente tras escribirlo decidió publicarlo en Facebook, le di un vistazo rápido y me gustó, solo eso, me gustó. Ahora por la mañana, al leerlo de nuevo, descansada, no solo me gustó, sino que me encantó. No sé por     qué a veces hay cosas que disparan una comprensión profunda y silenciosa, cuando el mismo elemento estaba allí antes y no dijo nada tan especial. Me parece que tiene que ver con la disposición, la adecuación. Estar descansado, aligerado, liviano. Estar abierto, amplio, despejado. Disponible.

Entonces lo saludé por el chat del correo de gmail y esto fue parte de lo conversado.

Maria Luisa: Me gustó tu texto, mencionas que cuando el deseo desaparece también se disuelve la egoidad.
R.Malak:  El texto apunta preferentemente a otro enfoque.
Maria Luisa: Al amar.
R.Malak: Exacto, la cualidad de amar es la llave hacia lo real.
Maria Luisa: Por eso la devoción es también un buen camino.
R.Malak: La devoción disfraza esa cualidad porque identifica esa potencialidad hacia el otro, dualiza. En el amor no existe el otro... no hay otro, solo amor.
Maria Luisa: Si, y en la comprensión intelectual tampoco hay otro, solo lo que Es... pero casi nadie lo entiende. En la búsqueda se necesita primero el otro y después entregarse y diluirse, para que lo verdadero - que no hay dos - se demuestre.
R.Malak: No hay diferencia entre el amar y la comprensión intelectual, más bien, la comprensión intelectual es un mito, solo está la comprensión que barre todas las obstrucciones.
Maria Luisa: Así es, lo que quiero enfatizar es que el buscador que no comprende necesita primero referencias.

Y no dijo nada más al respecto, tal vez tenía mucho trabajo, tal vez me dejó con la última palabra, esa que el ego está constantemente deseando.



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