miércoles, 10 de octubre de 2012

Hacer o dejar de hacer son procesos de la mente


Imagen de la red
Me preguntaron: Si tuviera que dar una única receta o método o vía para la realización ¿como lo resumiría? De inmediato me quedó claro que esta persona supone que la realización es un producto, una adquisición, un logro, algo de lo que se carece y que se debe obtener haciendo diversas prácticas espirituales o sicológicas, y quizás juntado una suma de méritos. Lo que la mayoría supone al decir realización es que esta está dada por la función mental de conceptuar y objetivar de manera coherente e iluminada. Se pasa por alto que definir implica dividir en partes lo que en este caso no está dividido. No se comprende que cualquier cosa que la mente  ejecute son procesos de conceptualización, en cambio la realidad de Ser no requiere necesariamente el concurso de la mente. La comprensión de lo que uno Es es una revelación que no deja dudas, es tan obvia que luego nos preguntamos: vaya, cómo no me di cuenta de ello antes, cómo perseguía lo que siempre era, lo que siempre soy y lo que siempre seré. No hay nadie que logre esta comprensión, no hay elegidos, ni hay nadie que haya hecho nada; todo ha acontecido de modo natural. Para algunos simplemente nunca han existido las trabas, para otros, prisioneros, de pronto se dieron cuenta que la celda que los retenía no tenía llave, más aún no tenía puerta, ni tenía rejas, ni existía la celda, todo era una ilusión mental construida por el deber ser o la búsqueda de logro o de merito.
                                                                                           
Muchos entienden que la indagación de Si mismo se realiza con los movimientos de la mente, así que suponen erróneamente que inquirir sobre la naturaleza real podría arrojar respuestas mediante la reflexión, con el análisis, con la deducción teórica. Lo que la mayoría intenta saber es acerca de: quien se mueve, quien vive, quien piensa, quien se desespera, quien se relaciona, quien se complica, quien intenta realizar, quien ve conflictos, quien ve dudas, quien pretende seguir rutas observando su comportamiento, quien pretende revisar y detectar las sensaciones del cuerpo, etc. Todo esto, como sabremos,  son propiedades de la identidad.

Mi propósito no es hacer proselitismo acerca de modos o métodos para realizar, lo que sucede es que no paro de asombrarme de la confusión de las personas. Me piden algo que ya tienen. Es como si un tigre, que tiene su naturaleza felina, pidiera un modo adecuado de rugir, de cazar, de acechar a sus presas. Lo que hacen es sumergirse en la confusión y en el juicio, atrapados en la identidad, en las apreciaciones que construyen sobre si mismos y sus ideales, en los requerimientos acerca del hacer y el lograr.

¿Qué es lo que recomiendo? Es observar sin juicio, que equivale a vivir en plenitud sin hacer nada que sea especial, excepto ser aquí y ahora, lo que siempre hemos sido, plenitud, moviéndonos en presente activo.

Lo que uno es se define como bienaventuranza, felicidad, plenitud, siempre. Lo que uno Es no es un estado. Estamos de frente a la luz plena y le damos la espalda, nos quedamos mirando la sombra que proyectamos, ilusionados con las figuras resultantes, atrapados en la mente que está diseñada para diferenciar,  para ver extremos,  para hacer juicios de valor. Hacer o dejar de hacer son procesos de la mente. R.Malak

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